Al menos siete familias de dominicanos resultaron afectadas por las inundaciones
La tarde del martes del 29 de octubre la dominicana Carmen Valdera y su esposo de origen español veían en la televisión lo que ocurría a unos cinco minutos del pueblo donde residen a las afueras de Valencia, España, desconociendo que el agua ya llegaba a su puerta.
Un video que llegó al celular de su esposo fue lo que activó las alarmas de escape de la dominicana, que bien reconoce, está acostumbrada a este tipo de desastres, contrario a su esposo, que entró en shock, haciendo que la mujer luchara por sobrevivir en nombre de ambos.
"Nos salvamos de chepa", dice la dominicana que, tras ver el video, convenció a su esposo de ponerse a salvo y recoger algunas cosas. Pero "no me dio tiempo llegar a las habitaciones porque cuando abro la puerta teníamos el agua en la puerta, por dos minutos. Eso fue rápido", recordó la mujer todavía emocionada por lo acontecido.
"Ahora es que estoy reaccionando debido a la catástrofe. Porque claro, cuando ves esto, pues reaccionas a salvar tu vida, a correr, pero no había mucho donde correr porque esto ha sido muy fuerte", dice la nativa de La Vega, que cuando corrió con las pocas cosas que alcanzó a tomar y abrió la puerta de su casa, se dio cuenta que el agua ya había tomado las calles de Catarroja, un municipio agricultor de la provincia española.
Cuenta que la zona donde reside la comparte con apenas unas tres familias y que a días de la tragedia el pueblo y la situación en general "ha sido un desastre", que les ha impedido salir o la entrada de personas. Dijo que hasta el momento solo dos personas pudieron llegar caminando hasta donde ellos con las ayudas en las manos porque los vehículos aún no pueden pasar y otros dos vecinos que consiguieron una entrada alterna.
"Está todo intransitable y, claro, imagínate, yo amanecí encima de la mesa del comedor porque en mi patio era todo un río, un río que eso daba miedo a las tres de la mañana, y no me quedó más remedio que subirme a la mesa del comedor y esperar a que empezara a bajar", recordando la mañana después de las inundaciones.
Valdera narró con cierta alegría en medio de los pesares que hoy por lo menos podrá dormir en una cama seca, gracias a una pareja que entró al pueblo y los ayudó a limpiar un poco, estas personas representan la única ayuda que han recibido los residentes del lugar desde las inundaciones del martes, según advirtió la dominicana.
Si bien no ha podido llegar ayuda del exterior debido a la terrible situación que enfrentan, la dominicana resaltó que las autoridades de la Comunidad Valenciana han estado pendiente y llamándola desde el momento que ocurrió la tragedia.
La dominicana compartió con Diario Libre las imágenes de la situación del pueblo a la caída de la noche, las cuales reflejaron que todavía el agua enlodada cubre las calles, mientras tarros con plantas, sillas, herramientas y equipos de agricultura se encuentran en el suelo, como evidencia de las inundaciones, que ya han cobrado la vida de más de 200 personas, una cifra que se estima puede seguir creciendo.
Ha sido muy difícil, muy duro. Estamos todos devastados, muy triste. Yo no he podido ir al pueblo, no he podido echar una mano. Aparte, no han podido venir a echarme la mano a mí", expresa con pesar y con afectación Valdera.
La situación en su casa no es diferente, el agua entró y se coló en su estufa, en su despensa y dañó su ropa, mobiliario, sin esperanza de limpiar, debido a que todavía no tienen agua, ni electridad y la amenaza de más inundaciones.
"Yo amanecí (sobre la mesa ) a las cinco de la mañana, como empezó a bajar un poquito, fue cuando yo me bajé de la mesa. Nosotros andábamos en el agua aquí chapaleando. En el agua todos los gabinetes de la cocina, la lavadora, el fregaplatos, la nevera, toda esa parte se llenó de agua. Toda la parte baja de los armarios, zapatos, todo lo que había ahí se bañó".
El peligro no ha cesado
Carmen Valdera cuenta en conversación con Diario Libre que la amenaza persiste, ya que las autoridades han alertado de la posibilidad de que el río Turia, que muere en el mar Mediterráneo después de atravesar Valencia, se desborde por la influencia del rebase de una presa.
Tras hablar con la dominicana, el Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat informó que vigila el estado del embalse de Buseo, ubicado en el término municipal de Chera (Valencia), que se mantiene en Escenario 2, con niveles estables y parece que empieza a bajar.
"Es terrible lo que ha pasado, pero la suerte es que la gente, los dominicanos y los valencianos, todos son gente solidaria y han corrido al pueblo", reflexiona Valdera.
La dominicana expresó su deseo de que las lluvias se detengan para que llegue la ayuda, ya que ella y su esposo no tienen condiciones para trasladarse al centro del pueblo y comprar insumos esenciales, pero a pesar de sufrir de la columna, Valdera cuenta que ha tenido "que tirar para adelante".
"Esperamos que de mañana (sábado) en adelante, si no llueve, pueda venir alguien más porque estamos apartados, estamos solos", expresó.
Una tragedia inesperada
Al ser preguntada sobre las inundaciones del martes, la dominicana explicó que las lluvias ocurrieron la noche del lunes y en horas de la mañana del día siguiente habían parado, por lo que las inundaciones fueron más inesperadas.
Indica que hubo repetidos avisos sobre el arribo de la DANA, pero los residentes esperaban un frente frío, no que los ríos se desbordaran. Sin embargo, las lluvias en otros pueblos sí provocaron el aumento de caudal de los ríos, lo que desembocó en la tragedia.
Explicó, según lo que ha escuchado, que el agua tomó los desagües, que son ríos secos, hasta la altura de los puentes y "al subir el agua por los puentes, fue cuando se debordó, no tenía para dónde coger y arrasó por los pueblos. Y así fue la situación. Pero en la tarde cuando pasó eso no cayó ni una gota de agua, nada de agua", reiteró.
Cerca donde vive, en la madrugada del miércoles, cuando el agua empezaba a descender, también tuvo lugar un tornado. Cuenta que desde su lugar, sobre la mesa, y a través de sus ventanas de cristal, alcanzó a ver cómo el fenómeno "se llevaba todo arrastrando".
"Mira, yo recuerdo al ciclón David porque lo viví en carne, pero esto fue peor que eso. Fue peor. La suerte es que las casas son de mejores condiciones. Aún así, hubo algunas casas que también se las llevó en el pueblo. Algunas casitas que ya eran muy antiguas", explicó.
Al día siguiente, Valdera explica que todas las cosas en una cocina que tiene en el patio de la casa estaban dispersas en el suelo "como su hubiera pasado una batidora".
Sobre el techo de una iglesia a metros de sus hijos
Robert Santos, también dominicano, dijo a Diario Libre que cuando todo comenzó todo, el pasado martes, él estaba en la entrada de su casa y ya el agua estaba en su puerta, por lo que tuvo que volver y arreglarse para proteger los dos autos del agua, sin embargo, a una corta distancia tuvo que salir por la ventanilla del vehículo porque la presión del agua ya no le permitía abrir las puertas.
Para ponerse a salvo, él y su esposa tuvieron que subir hasta la parte de arriba de la iglesia del pueblo, donde permaneció desde pasadas las cinco de la tarde hasta la madrugada, a metro de sus tres hijos de 17, siete y un año de edad, que se encontraban solos en su casa.
El hombre dice que sintió el impulso de tirarse al agua para ir a ver cómo estaban sus hijos, con los que no se podía comunicar por problemas en las líneas telefónicas, pero se contuvo y un mensaje de su hija mayor lo calmó, les dio instrucciones de ponerse a salvo.
Y desde la distancia, el dominicano cuenta que "con el teléfono, con la luz, le hacía señas a mi hija y eso. Así era que estábamos. Hasta las dos de la mañana", momento en el que pudieron reunirse con sus hijos.
Al bajar del techo, el agua seguía teniendo mucha corriente y les daba por las rodillas, pero les permitió llegar a la casa.
Santos cuenta que se pudo poner en contacto con las autoridades dominicanas a las 9 de la noche del jueves, cuando llegó la luz a donde reside y que en la mañana del viernes recibió agua potable.
Un conocido de Santos y un comerciante, son otros de los dominicanos que resultaron afectados por las inundaciones.
"Yo, dentro de lo que cabe, no estoy tan mal porque yo no perdí nada. Solamente perdí los vehículos, pero eso es material. Eso se recupera. Pero hay amigos que han perdido todo de sus casas. La verdad es que están en la calle, están en casa de un vecino", dijo el dominicano, que también habló de Yunior Henrríquez, de quien se viralizó un video de cómo quedó su casa.
Santos dijo que Henrríquez vive en una zona más abajo de su casa. Henrríquez perdió todo en las inundaciones, pero él, su esposa embarazada y sus dos hijas lograron sobrevivir.