Son varios los dominicanos quejándose por el alto precio “dolarizado” de los alquileres y ventas de viviendas en zonas metropolitanas o de clase media en el país.
A pesar de que la economía dominicana no está oficialmente dolarizada, el costo de vivir en las ciudades y zonas turísticas está cotizada en dólares. Comprar una vivienda o alquilarla, empuja cada vez a los inquilinos a ubicarse en zonas muy lejanas a la urbe o a ingeniarse cómo cubrir el nuevo modo de residencia.
Son varias las quejas. Y, no es para menos…una persona que el año pasado pagaba US$750 de alquiler mensual en una zona metropolitana de la ciudad capital hoy está pagando US$850 por el mismo lugar, con apenas meses de diferencia.
Una señora hoy se encuentra atribulada buscando apartamento, porque el propietario le pidió el inmueble y, se ha encontrado con la dura realidad de que por el más barato le piden RD$45,000 por mes. El 90% de los apartamentos que ha visitado están valorados en dólares.
En Las Praderas, dice, le han pedido US$2,000 mensuales por un alquiler.
Igual pasa en casi todos los apartamentos considerados de clase media o media alta, no se diga los de mayor nivel económico.
En el perímetro de Piantini, Evaristo Morales, Malecón de la Capital, Gazcue, Esperilla, Arroyo Hondo, entre otras zonas consideradas caras ya no son las únicas, porque hasta al “cruzar el puente”, como dicen los que no quieren vivir en la zona oriental, hoy provincia Santo domingo Este, hay lugares como Ensanche Ozama, Alma Rosa y La Ecológica con precios “exorbitantes” después de la pandemia.
En 2020, un apartamento pequeño de dos habitaciones en Evaristo Morales que se vendía a RD$4.2 millones hoy el mismo inmueble vale casi el doble.
“Creo que están abusando. No hay controles. Y eso que dicen que la inflación es baja. Será que no encuestan a los inquilinos, ni a los que venden en dólares, porque el precio de la vivienda sí que se ha duplicado, tanto para comprar como para alquilar”, afirmó María Mercedes.
Constructores explicaron que dolarizar los inmuebles es el único respaldo que tienen ante los constantes cambios de precios de los materiales de construcción por el alza del dólar. La mayoría de los insumos son importados y aunque vengan desde China una gran parte del costo del transporte se refleja en el inventario. Es una forma de protección, afirman.
Sin embargo, no es lo mismo para los residentes locales que en promedio se enfrentan a una paga mensual muy por debajo del costo de la canasta básica familiar, y que incluye los alquileres de vivienda. Los grupos de familias del quintil 4 y 5, de mejores y mayor ingreso, son muy reducidos en el mercado de trabajo dominicano.
Consultado al respecto, el agente inmobiliario Javier Jiménez explicó a Listín Diario que en contextos donde la moneda local se deprecia constantemente, no resulta sorprendente que quienes poseen bienes de alto valor (por ejemplo, inmuebles) busquen mecanismos para protegerse de la inflación y la pérdida de poder adquisitivo. Fijar precios, alquileres o contratos en dólares es una forma de “blindarse” ante la volatilidad del peso dominicano, dijo.
Además, según la Ley Monetaria y Financiera 183-02, en República Dominicana no existe una prohibición expresa para estipular precios o alquileres en moneda extranjera.
Javier Jimenez señaló que para los propietarios que residen fuera del país, recibir sus pagos en dólares suele resultar más sencillo y práctico, especialmente si su día a día está basado en una economía dolarizada o si desean ahorrar en una moneda considerada más estable, y es una forma de alinear sus ingresos con sus gastos y reducir al mínimo el riesgo cambiario que enfrentan al vivir en el extranjero.
Explicó que los precios por metro cuadrado en zonas clave del Distrito Nacional, especialmente en el Polígono Central, han experimentado un crecimiento sostenido en los últimos años, cuya tendencia responde a:
– Alta demanda de proyectos residenciales y comerciales en áreas céntricas.
– Escasez de terrenos disponibles para nuevas construcciones.
– Preferencia por edificaciones premium, que eleva el promedio de precios de venta y el alquiler es un reflejo.
– En el Polígono Central, el costo del metro cuadrado puede oscilar entre US$1,500 y US$2,800.
En consecuencia, agregó el experto inmobiliario, se han incrementado también los precios de alquiler, dado que muchos propietarios buscan rentabilizar sus inversiones, compensando los altos costos de adquisición y mantenimiento.
Este fenómeno dificulta aún más el acceso a la vivienda para familias de clase media, ya que a la escasez de proyectos asequibles se suma el alza de los alquileres en zonas tradicionalmente céntricas. Como resultado, las propiedades de lujo superan con frecuencia la capacidad de pago de un amplio sector de la población, precisó.
Economista Luis Vargas opina hay una tendencia alcista
También a requerimiento del Listín Diario, el economista Luis Vargas, explicó que la tendencia alcista de la canasta de consumo familiar sobrepasa con creces los ingresos laborales, tanto más que el componente del alquiler o hipoteca se encuentra bajo una presión alcista constante debido a la concentración de la población del país en el Gran Santo Domingo.
Indicó que lamentablemente, el número de viviendas construidas y mejoradas, tanto por el sector público como privado es mínimo frente a la abrumadora demanda habitacional.
Y, para colmo de males, las autoridades gubernamentales prefieren orquestar una mendaz propaganda de viviendas edificadas que no se corresponde con la realidad.
Puso de ejemplo, que hace alrededor de dos años y medio la vivienda popular auspiciada por el Gobierno costaba cerca de dos millones de pesos y, sin embargo, hoy esa misma vivienda se vende casi por RD$4.5 millones, “vale decir 125 % más, en circunstancias de un aumento pirrico de la remuneración laboral de menos de una quinta parte de tal incremento”.
Agregó que, es necesario apuntar la devaluación de la moneda frente a las principales monedas internacionales, en especial el dólar estadounidense.
En otras palabras: La combinación simultánea entre la doble devaluación laboral y monetaria y la doble escalada imparable de costos de construcción y márgenes de ganancia resulta en una creciente brecha imposible de estrechar, enfatizó el economista al plantear que de ahí que los propietarios tienden a proteger sus activos dolarizando los alquileres, mientras los inquilinos lanzan sus gritos al cielo.
Sepa más
Vargas observa Posibles salidas inmediatas al problema social
. Priorizar la ejecución de una reforma de la construcción, posesión y propiedad de la vivienda familiar.
. A corto plazo, recortar radicalmente el subsidio al consumo de energía eléctrica y en efecto orientar dicho fondo a la edificación de viviendas dotadas de energía renovable.
. Crear un fondo de asistencia a familias de escasos recursos a los fines de cubrir sus escasos recursos.
. Ordenar que el millón de apartamentos y viviendas desocupados sean ocupados en gran medida en lo inmediato bajo contrato y supervisión estatal (el fondo de asistencia antes indicado puede jugar un importante papel…).
. Reformar la injusta e inapropiada ley vigente de alquileres.
. Promover un programa de construcción y mejora de viviendas en zonas urbanas y rurales mediante incentivos fiscales, en particular a familias dominicanas radicadas en el extranjero.