El lucrativo negocio de ser líder de HAMÁS

Prefacio

La primera persona en acuñar el término política, lo fue el filósofo griego Aristóteles, cuando escribió su libro «La Política». De ella, hace referencia al final de una de sus obras llamada «Ética nicomáquea», cuando en el epílogo de la misma expresa: «La investigación de la ética desemboca en la política» y luego añade que: «La política es la manera de mantener a la sociedad ordenada con normas y reglas». Por tal razón, Aristóteles, fue considerado el padre de la ciencia política porque elaboró los temas y el pensamiento del Estado ideal, la esclavitud, la revolución, la ciudadanía, las formas de gobierno, la teoría de la media áurea y la teoría de la constitución.

En este planteamiento de la política para ordenar y dirigir la sociedad, Aristóteles no estuvo solo, sino que fue secundado por su maestro Platón, filósofo ateniense del siglo V a/C y discípulo de Sócrates, quien plasmó su ideario sobre la política en su épica obra La República, aunque hay que admitir que tuvo ciertas diferencias de conceptos con su alumno.

En esta joya de la literatura griega, Sócrates, es figura fundamental en los nueve libros en que está condensado el ideal político de Platón, cuando sostiene un diálogo interrogativo con Céfalo, un anciano respetable, sobre la felicidad que le acompaña en sus últimos días. El objetivo fundamental de esta obra, es explicar por qué es mejor ser justo antes que injusto. Sócrates, aquí, defiende su tesis de que es preferible sufrir injusticia, antes que cometerla. (libro 1 de República).

Sabemos que, la vida misma es una dinámica constante y, en ese devenir de la humanidad, van surgiendo figuras que, de una u otra forma, van desplazando o poniéndose al mismo nivel en la historia con otros personajes. Este es el caso de Nicolás de Bernardo de Maquiavelo di Stefano, filósofo, escritor, político, teórico e historiador italiano, nacido en Florencia, quien fue una de las figuras cumbre del Renacimiento italiano, que se le considera ya el padre de la Ciencia Política moderna.

Fue el autor de dos notables obras de su acervo cultural: «El Príncipe», libro que leí siendo un adolescente, y cuyo impacto me hizo ser un apasionado de los temas políticos que aún se mantiene en mí. Su otra obra fue: «Discurso sobre la primera década de Tito Livio». Su tesis versaba en que: «Solo el resultado justifica la acción» la cual fue modificada -pues nunca lo dijo- con aquello de que: «El fin justifica los medios». A Maquiavelo, le suma ser el autor del concepto de la razón del Estado.

Al terminar esta breve reseña de dos símbolos de la filosofía política, uno de la antigua Grecia y el otro del Renacimiento italiano, me enfoco en dos figuras políticas de una isla insular de la América Latina, como lo es la Rep. Dominicana. Primero, el patricio Juan Pablo Duarte y Díez, un idealista consumado, cuando dijo: «La política no es especulación, es la ciencia más pura y la más digna, después de la filosofía, de ocupar las inteligencias nobles».

Por otra parte, el Prof. Juan Antonio Bosch y Gaviño, escritor, político, cuentista, expresidente dominicano y autor de la obra «La mañosa», quien dijo de la política lo siguiente bajo el concepto martiano: «En la política hay cosas que se ven y otras que no se ven, y que las que no se ven suelen en ocasiones ser más importantes que las que se ven». En resumen, las dos frases señaladas por estos dos personajes políticos del espectro dominicano, constituyen el marco que motivan esta humilde entrega a los amables lectores, para sus juicios y consideración al tema a tratar.

La política es noble, los protervos son los políticos

En esta ocasión, he traído a colación dos frases de dos personajes de la política dominicana, para ilustrarnos en el sentido de que la política es una ciencia social digna y loable (Duarte), pero los que incursionan en ella son los que prostituyen su imagen de cara a la sociedad. (Bosch). Es por ello, que es frecuente escuchar al ciudadano común, en un dejo de escepticismo y frustración, manifestar que la «la política es algo sucio» y «algo en lo que no se puede creer». Pero, como he manifestado, la fiebre no radica en la sábana, sino quienes se arropan con ella. Me explico…

1.- a) ¿Quién le iba a decir al pueblo cubano, que en su desesperación por salir de la dictadura de Fulgencio Batista Saldívar, iban a caer en una peor de 63 años de duración, con otro dictador mitómano, asesino y corrupto como el anterior, en donde la tierra de José Antonio de la Caridad Maceo y Grajales, «El Titán de Bronce», se iba a convertir en una cárcel gigante, implantar un régimen comunista, (que negó varias veces) eliminar la libertad de tránsito, expresión y convertir a una sociedad en algo autómata, a merced de los que sustentaban el poder radicado en una sola familia?

2.- b) ¿Cómo se iba a imaginar el pueblo de Nicaragua, que involucrarse en una titánica lucha en contra de la dictadura de la dinastía de la familia Somoza, al apoyar y participar junto al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), en destronarla del poder, el remedio iba a ser peor que la enfermedad, porque dio paso a una dictadura mafiosa, corrupta, criminal y violadora de los derechos humanos, como la formada por la pareja diabólica de Daniel Ortega (Bonnie) y Rosario Murillo (Clyde)?

3.- c) ¿Quién le iba a decir al pueblo venezolano, una de las naciones más estable económicamente en la década de los 80, que su país caería en una miseria espantosa, cuasi al nivel de Haití, cuando creyó en el discurso «revolucionario» de un oscuro coronel de Barinas, de nombre Hugo Rafael Chávez Frías, y puso su destino político en sus manos, para hacer una de las revoluciones más cantinflesca que conozca la historia? No conforme con eso, abogó en su lecho de muerte, para que su hijo putativo, un patán analfabeto, carente de masa cerebral, y por de más, colombiano, lo sucediera en el cargo.

He querido, con estos tres ejemplos patéticos, mostrarles a los amables lectores lo que encierra el pensamiento que nos legó el Prof. Juan Bosch, cuando nos decía de aquello en la política, «que lo que no se ve muchas veces es más importante que lo que podemos ver». Estos tres líderes políticos de los que hice alusión, les ocultaron a sus pueblos sus verdaderas intenciones que albergaban hasta la toma del poder. Una vez asegurado las riendas del mismo, dieron pasos sin retorno a sus verdaderas y oscuras intenciones, las cuales fueron «las que no se vieron» como nos decía el Prof. Juan Bosch. Por estas razones, en los políticos, yo valoro más sus hechos tangibles que sus peroratas políticas vacías y mentirosas.

El liderato oportunista e hipócrita de HAMÁS

En mis dos entregas anteriores, he demostrado la presencia milenaria del pueblo judío en los terrenos que hoy son temas de debates y escenario de una cruenta confrontación entre los grupos subversivos árabes y el Estado de Israel. De igual manera, he podido evidenciar -hasta prueba en contrario que no se ha presentado- de que el llamado «pueblo palestino», carece de base social, antropológicas e históricas para ser considerado una identidad nacional o un pueblo.

Por igual, con base en resultados tangibles, he señalado que no existe, tanto por su condición írrita e inconstitucionalidad y falta de autoridad, la llamada Autoridad Nacional de «Palestina», al permitir y coludirse, de que un grupo subversivo como HAMÁS, tome decisiones armamentistas en contra de un Estado como Israel, cuando carece de legitimidad constitucional.

En esta ocasión, voy a referirme al doble rasero, la hipocresía rayana y el oportunismo lucrativo de una organización terrorista, que expone de manera insensible la vida, la tranquilidad, el desarrollo social y económico de la sufrida población Gaza, sin ellos aportar ningún tipo de soluciones, ni aportes económicos, crear fuentes de trabajos, y sí muchas contrariedades como ha quedado evidenciado en esta confrontación bélica provocada por ellos.

Alguna vez, se han preguntado los amigos lectores, ¿de qué se sostiene HAMÁS y la mal llamada Autoridad Nacional de «Palestina» que también preside de manera ilegal Mohmud Riad Abás? Bueno, esa «Autoridad» le ha salido muy costosa al mundo occidental y, al parecer, no aprende con la historia. Igual a la propia ONU, que envían toneladas de alimentos para esa población, cuantiosas sumas de dinero para su desenvolvimiento y, hasta el propio Estado de Israel, que le suministra agua, electricidad, combustible y empleos a una gran población de sus ocupantes. O sea, en pleno siglo XXI, los buenos y nobles, criando cuervos para en el menor descuido, -como ocurrió el pasado 7 de octubre de 2023- recibir sus picotazos alevosos.

Por su parte, HAMÁS, es jefe absoluto en la Franja de Gaza, y ellos hacen acopio del combustible que llega del exterior para su beneficio y uso militar, y una parte, lo vende a la población. También, comercializa con los alimentos donados que llegan a la Franja, los acaparan y los venden a los ciudadanos. De parte del Estado terrorista de Irán, reciben entrenamiento militar, municiones, armas, cohetes, drones y dinero. La única finalidad de HAMÁS, es destruir al Estado de Israel. Como vemos, a ellos no les importa los ciudadanos de la Franja de Gaza y sus necesidades, solo los utilizan como escudos humanos y para usarlo como carnadas para la ayuda internacional.

Epílogo

La dolce vita de los líderes

No sé si los amables lectores saben, que la Revista Forbes, clasificó al grupo HAMÁS, entre la organización terrorista que amasa una cifra millonaria cada año en operaciones, que se calcula en unos US$500 millones. Ello es debido, a los negocios inmobiliarios, estupefacientes, las ayudas internacionales a través de la ONU que se le hace a la Franja de Gaza, el negocio de criptomonedas y la ayuda monetaria del Estado teocrático y terrorista de Irán, amén de los negocios que hace con los alimentos y combustibles que son donados a la población que ellos gobiernan.

Todo ello sucede, mientras la población sobrevive en una miseria, se desarrollan en el umbral de la pobreza. Tienen agua, electricidad, gas y muchos trabajan gracias a Israel y ahora, son los que sufren como víctimas colaterales por la respuesta contundente de los Hijos de la Estrella de David, ante la matanza provocada por Hamás, el pasado 7 de octubre en su territorio, donde secuestraron, degollaron a niños, asesinaron a extranjeros y familias israelíes en una orgía de sangre.

Pero, lo interesante de esto, es que mientras la población de Gaza sufre los rigores de la guerra, no tienen luz, agua, comida, ni medicinas y, viven bajo la tensión de la ocupación del territorio por Israel, sus principales líderes que orquestaron el ataque alevoso contra Israel, ninguno vive en Gaza, sufren las precariedades de la gente de allí o pasan necesidad alguna, porque sus fortunas, como la del líder Isamil Yaniyeh, se calcula en 4 mil millones de dólares, tiene lujosas mansiones en Turquía en donde reside con sus 13 hijos y Qatar, al mismo tiempo de manejar negocios de bienes raíces y fuera de los bombardeos israelíes

Ellos y sus familias, viajan en aviones ejecutivos privados (ver foto), se hospedan en lujosos hoteles, visten ropas elegantes y de marca, almuerzan opíparamente, usan autos lujosos y guardaespaldas, como no lo puede hacer un humilde habitante de Gaza, quienes sufren las consecuencias de sus acciones frente a Israel. Este tipo de liderazgo político, cínico, hipócrita, abusivo y corrupto, es al cual se refería el Prof. Juan Bosch, de las acciones en política que no se ven, pero son la que causan daños inmensos en la población.

Escribí en mi entrega anterior, que más que un asunto territorial, era una motivación antisemita pura y simple. Si alguien duda de lo que dije, les dejo esta confesión hecha al New York Times, por parte de Khalil al-Hayya, cuando dijo (cito): «El objetivo de Hamás no es gobernar Gaza, sino sacudir el Medio Oriente» (cierro cita). Y luego manifestó (cito): «Esta batalla no fue porque quisiéramos combustible o trabajadores», agregó. «No buscó mejorar la situación en Gaza. Esta batalla es para dar vuelta completamente a la situación» (cierro cita). A confesión de parte, relevo de pruebas. !Cuánta razón tenía el Prof. Juan Bosch, sobre las cosas que no se ven en la política y que los pueblos no perciben y les hacen daño!

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