El Ministerio de Defensa logra un ahorro de 35 por ciento al confeccionar por su propia cuenta la indumentaria para el personal militar
Un equipo humano que en primera instancia resulta invaluable, encargados de la perpetuidad de la calidad y belleza de los uniformes policiales y militares, son los que confeccionan los trajes de faena de los soldados dominicanos, desde sus asientos en las dos sedes de la Industria Militar, ubicadas en las provincias de San Cristóbal y Monseñor Nouel.
Desde el año 2019, con la emisión de la Ordenanza 16, se dispuso la creación de la Industria Militar, como una subdirección de las Escuelas Vocacionales de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, con la idea de complementarse entre sí, pero la primera tomó independencia con miras a perseguir sus objetivos, que resultaron ser más ambiciosos.
El ahorro en costos de producción, que significa por lo menos una reducción del 35% en inversión para uniformes de parte de las instituciones castrenses, así como el tiempo de elaboración de los mismos y el aporte al desarrollo socioeconómico a las localidades en las que estuviera ubicada, es lo que perseguía, y hoy en día son una realidad con decenas de operarios y empleados civiles, que trabajan cinco días de la semana.
De 8:00 A.M. a 5:00 P.M., en los dos puntos del país, ambos equipos, que a su vez están subdivididos en otros más pequeños según sus funciones, se esfuerzan de lunes a viernes para cumplir con los requerimientos del Ministerio de Defensa, al que responden, confeccionando uniformes unificados, con base en todo hermetismos solicitados para cubrir las necesidades de un agente en combate.
Sin embargo, el trabajo diario de la Industria Militar, actualmente a cargo del general de brigada piloto, Emmanuel Soufront, director general, ha extendido sus alcances y ahora viste a los distintos batallones del Ministerio de Obras Públicas, elaborando gorras, conjuntos reflectivos, camisetas, pantalones, t-shirts y otras piezas; lo mismo a los conductores y ayudantes del programa de Transporte Escolar (TRAE), del Ministerio de Educación (Minerd); a las cuadrillas que sirven en la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD); y otras.
Uniformes unificados
Únicamente en el centro de Bonao, donde solo se hacen los uniformes unificados que son utilizados por el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, semanalmente se plantea una meta de 700 trajes y salen entre 800 y 850.
Un equipo total de 75 personas, encabezado por por el coronel piloto Randy de los Santos Pulinario, subdirector técnico, en el que los costureros son todos civiles residentes en la zona, son quienes hacen posible que sus máquinas entreguen al mes más de 3,000 chamacos, compuestos por chaleco, pantalón y gorra, vistiendo dignamente las filas castrenses.
Fijos en sus máquinas, hombres y mujeres, trabajan con destreza sobre la tela especial, ripstop (antidesgarro), traída desde la República Popular China, que además ha sido patentada por las fuerzas armadas para evitar su plagio, para agotar cada una de las 72 operaciones de costura que requiere, entre bolsillo para lapicero, celular, suplemento, fuelle para chalecos, equipamiento, ajustadores y otras.
De diciembre de 2023 a abril pasado, solamente chamacos hurón, entre Bonao y San Cristóbal, se confeccionaron unos 20,170.
En San Cristóbal
Aunque es más pequeña en estructura, la fábrica de la Industria Militar en San Cristóbal, llevada por el teniente coronel Valentin Tejeda, encargado de taller, es la sede principal, donde, además de chamacos, se realizan todos los demás requerimientos, incluso de empresas privadas ajenas al gobierno, a las que también le representan un ahorro.
En San Cristóbal trabajan 36 operarios para complir con los pedidos de las distintas instituciones a las que suplen vestimentas, esto incluye la canalización de indumentarias que no se fabrican en sus talleres, como botas. “¿El Ministerio de Obras Públicas necesita equis cantidad de botas para Codevial (Unidad de Control de Derecho de Vial)? Nosotros no hacemos botas, como se puede ver aquí no tenemos las maquinarias, pero las canalizamos para entregar el uniforme completo”, aseguró Manuel Javier, encargado., quien desde la entrada en funcionamiento de la Industria ha trabajado para ella.
Trajes para la banda de música de la provincia sureña de Pedernales, para los bomberos sancristobalenses e incluso mascarillas y batas, jugando un papel crucial durante la lucha contra el coronavirus en 2020, han sido parte de sus labores.
El paso a paso
El trabajo en los talleres de la Industria Militar, con el que los incumbentes muestran sentirse completamente identificados y orgullosos, comienza con la marca y corte de patrones, según las órdenes por zize que llegan desde la oficina del encargado de producción.
Divididos entre quienes hacen chalecos y pantalones, en Bonao, por ejemplo, el siguiente paso es el planchado para la posterior distribución y que se genere un vaivén de lo que solo parecen trozos en tonalidades de verde, marron y negro, al tipico estilo de camuflaje.
Las partes que lo requieren, para hacer la camiseta, tal y como detalló en una visita de periodistas del Listín Diario, a la planta de Bonao, la encargada de producción del lugar, Felicia Cabrera, se le hacen los ojales, los cierres de los bolsillos que pasan a volteo manual, van a stitches y se sacan los bordes para ojales.