La política, que destituye permanentemente a los sacerdotes por un solo acto de abuso sexual, se limita actualmente a Estados Unidos.
Los supervivientes de abusos sexuales por parte del clero pidieron el lunes al Vaticano que extienda la política de tolerancia cero adoptada por la Iglesia católica estadounidense en 2002 para que se aplique a la Iglesia global, insistiendo en que los niños de todo el mundo merecen protección contra los sacerdotes depredadores. La norma estadounidense se implementó durante el pico del escándalo de abusos en el país y exige que cualquier sacerdote declarado culpable de un solo acto de abuso sexual, ya sea admitido o probado según la ley de la Iglesia, sea removido permanentemente del ministerio.
Adoptada por los obispos estadounidenses para restaurar la credibilidad después de que el escándalo de abusos de Boston fuera expuesto en la serie Spotlight del 'Boston Globe', la política se ha mantenido desde entonces como una de las más estrictas de la Iglesia católica. Conocida como la regla de 'un golpe y estás fuera', esta política es vista por algunos como un punto de referencia para la salvaguardia, aunque sigue siendo controvertida.
Globalizando la tolerancia cero
Los supervivientes argumentan que no hay razón para que estas protecciones no puedan ser universales, dado que la Santa Sede las aprobó para la Iglesia estadounidense. “A pesar de los repetidos llamados del Papa Francisco a la tolerancia cero ante los abusos, sus palabras aún no han conducido a ninguna acción real”, afirmó Gemma Hickey, una superviviente transgénero y presidenta de la red global de sobrevivientes Ending Clergy Abuse.
La propuesta de ampliar la política se originó en Roma en junio durante una reunión que reunió a sobrevivientes y destacadas figuras católicas, incluido el reverendo Hans Zollner, un experto en salvaguardia del Vaticano, y el obispo Luis Manuel Ali Herrera, subdirector de la junta asesora de protección infantil del Vaticano. Sin embargo, oficinas clave del Vaticano, como el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que se ocupa de los casos de abuso, estuvieron notablemente ausentes de la conferencia de prensa que lo anunció.
Esta ausencia fue una señal de que las posibilidades de la propuesta están lejos de ser seguras. La política estadounidense sólo fue promulgada después de una intensa presión sobre el Vaticano por parte de los obispos estadounidenses, respaldados por feligreses indignados y aseguradores. Expertos como el abogado canónico estadounidense Nicholas Cafardi creen que globalizar esta política es el siguiente paso lógico en la lucha contra los abusos. "Me parece que una buena protección sería: 'Hagámoslo una ley universal", dijo Cafardi. “Una vez que se tiene esa ley, no hay que depender de que los obispos la soliciten en todos los países; simplemente se convierte en la regla”.
Sin embargo, la oposición a una política universal sigue siendo fuerte dentro del Vaticano. En los últimos años, las autoridades eclesiásticas se han centrado en la proporcionalidad de las sentencias por abuso, lo que refleja una renuencia a adoptar un enfoque único para todos. Las sensibilidades culturales en regiones donde los abusos se discuten menos abiertamente han resultado en castigos más leves para los abusos confirmados, incluidas acciones que habrían llevado a la destitución permanente del ministerio si se hubieran cometido en Estados Unidos.