En pocas horas, surcando en su lancha las oscuras aguas de la Bahía de Guanabara, Anderson se topa con restos de petróleo, químicos de limpieza y otros productos descartados irregularmente, afirma
Con una mano conduce un barco a motor y con la otra empuña la cámara de su celular: Alexandre Anderson registra en una aplicación una mancha de aceite que acaba de detectar en la bahía de Río de Janeiro, una nueva "arma" en defensa del medioambiente.
La plataforma "De Olho na Guanabara", desarrollada por la asociación de pescadores Ahomar y la ONG 350.org, permite a sus usuarios registrar infracciones medioambientales como derrames de petróleo, desechos de productos químicos o de aguas no tratadas de embarcaciones.
La Bahía de Guanabara, puerto natural de unos 400 km2 y postal de Río, está contaminada desde hace muchos años por el descarte de aguas residuales y basura provenientes de la región metropolitana, así como de viejos navíos abandonados en sus aguas.
Y está expuesta a accidentes en las instalaciones de transporte y refinación de petróleo en sus islas y alrededores.
"Antes tomábamos fotos con el celular o una cámara, pero no sabíamos exactamente cuál era la ubicación, dónde estaba esa mancha de petróleo", explica Anderson, presidente de Ahomar, mientras filma un torrente de agua descartada desde un buque por un ducto.
"Hoy la aplicación me da la ubicación precisa que necesito" para hacer la denuncia, explica, tras registrar lo que parece ser un descarte inapropiado de agua de lastre, empleada en las embarcaciones para equilibrar el peso al navegar.
En pocas horas, surcando en su lancha las oscuras aguas de la Bahía de Guanabara, Anderson se topa con restos de petróleo, químicos de limpieza y otros productos descartados irregularmente, afirma.
Al observar estas situaciones, los pescadores de la Asociación Hombres y Mujeres del Mar (Ahomar) pueden tomar fotos y subirlas anónimamente a la aplicación, detallando lo que ven.
Las informaciones son luego verificadas por un moderador y se publican en un sitio web.
Tres semanas después del lanzamiento de la aplicación el 26 de julio, se habían publicado 20 denuncias en la web, y más de un centenar estaban bajo análisis, según sus administradores.
Las demandas también pueden ser enviadas a las autoridades como el regulador ambiental Ibama o la Armada, para que puedan tomar medidas como multas o procesos judiciales.
– Menos pesca, más contaminación –
El objetivo es facilitar la vigilancia de la bahía que los pescadores artesanales realizan ya por cuenta propia.
"Los organismos de fiscalización siempre alegaron falta de herramientas para hacer frente a las denuncias", dice Paulo Barone, presidente de la asociación de pescadores de la isla de Paquetá, ubicada en el corazón de la bahía.
Con esta nueva herramienta, las autoridades "no tendrán cómo negar o dejar de atender" las denuncias, confía.
"Los pescadores artesanales están hace décadas en la primera línea de las denuncias sobre la contaminación de la Bahía de Guanabara", corrobora a la AFP Luiz Afonso Rosário, coordinador de campañas de 350.org en Brasil.
"Las empresas de petróleo y gas, además de contaminar las aguas que son fuente de alimentación, ingresos y ocio para miles de familias, agravan la crisis climática (…) al proveer los combustibles fósiles que son la principal causa del calentamiento global", sostiene.
Los pescadores sufrieron especialmente después de un derrame en el año 2000 que vertió 1,3 millones de litros de petróleo de una refinería de Petrobras e hizo mermar la presencia de peces en la bahía.
"Aquello acabó con la pesca. Prácticamente no encuentras más róbalos, merluzas", asegura Roberto Marques Resende, que todavía pesca en la región.
– Misión peligrosa –
La lucha implica para algunos poner en riesgo su propia vida, como para Anderson, que lleva años en pie contra los proyectos petroquímicos en la Bahía.
Él y su esposa ingresaron en 2009 al Programa de Protección de Defensores de Derechos Humanos del gobierno federal, tras el asesinato de cuatro de sus compañeros, aún sin elucidar y tras sufrir ellos mismos atentados y amenazas, relata.
Con el lanzamiento de la aplicación de fiscalización el "riesgo" para ellos "aumentó aún más", asegura.
Pero se siente esperanzado.
"Hoy los pescadores tienen esa arma de batalla, para proteger el medioambiente. Pero no sólo ellos, sino toda la sociedad", afirma.
"Denunciando y que los responsables sean realmente castigados: sólo así resolveremos estos problemas", asevera.