¿Tambalean programas de diversidad, equidad e inclusión laboral en Nueva York tras orden ejecutiva de Trump?

¿Tambalean programas de diversidad, equidad e inclusión laboral en Nueva York tras orden ejecutiva de Trump?

Académicos de Nueva York proyectan un futuro en donde las universidades y los puestos de trabajos estarán cada vez más ocupados por blancos

De un solo plumazo a su regreso a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump ordenó poner fin a los programas federales de ‘Diversidad, Equidad e Inclusión’, conocidos por las siglas DEI. Y ante este decreto, que forma parte de las primeras 100 medidas que han impactado toda la vida nacional, han surgido varias preguntas: ¿Tendrán las minorías del país menos oportunidades laborales de calidad? ¿Hasta qué punto esto afectará a las políticas de contratación en Nueva York, cuna mundial de grandes iniciativas de diversidad e inclusión? ¿Habrá un retroceso en la agenda DEI en la Gran Manzana, precisamente en una de las ciudades más diversas del mundo?

La respuesta a estas interrogantes es complicada. Y la conclusión es que aunque en teoría, la acción ejecutiva no hará tambalear los valores de diversidad del gobierno estatal y municipal, el efecto en el sector privado, podría ser una conexión inmediata con la orden presidencial.

Las políticas DEI surgieron desde 1960 y se robustecieron durante la saliente Administración de Joe Biden, para garantizar que no se nieguen oportunidades laborales de calidad a las personas debido a la raza, el género, la orientación sexual, la identidad de género y las discapacidades.

De antemano, fuentes gubernamentales del estamento burocrático municipal y estatal, consultadas por El Diario, han dejado claro que difícilmente ese decreto pueda impactar la forma cómo Nueva York, abre los brazos a la inclusión en sus esquemas de contratación gubernamental, definidos por años por políticas DEI.

“Estamos monitoreando las decisiones que salen de Washington. Hemos participado en litigios para proteger la ciudadanía por nacimiento y luchar contra el “congelamiento” de fondos que podría devastar a Nueva York. Mientras tanto, esta Administración continuará con nuestros esfuerzos para proteger a todos los neoyorquinos”, reaccionó la oficina de la gobernadora Kathy Hochul, ante esta orden ejecutiva.

Portavoces del gobierno estatal de Nueva York reiteraron que se cuenta con la Oficina de Diversidad e Inclusión del Gobernador, una agencia que trabaja con todas las carteras, agencias y oficinas del gobierno estatal, para garantizar que la agenda DEI esté integrada en todas las políticas y servicios del estado.

De igual forma se destaca que la administración estatal, cuenta con la tasa más alta de contratación de empresas propiedad de mujeres y minorías (MWBE) del país.

“Ninguno de estos valores de inclusión, van a trastocarse”, subrayó el portavoz.

“Sí habrá un impacto”
Por el contrario, consultores del sector privado, exponen que la orden ejecutiva tendrá un impacto para grandes corporaciones, y no solo las que ofrecen servicios al gobierno federal. En las letras pequeñas de la medida, hay mecanismos para obligar a todos los sectores a deshacerse de cualquier manual de este tipo de programas.

En los hechos, inclusive antes de la medida de Trump, ya grandes corporaciones privadas con presencia en Nueva York, habían decidido modificar su agenda DEI, al igual que las universidades.

“No es cierto, que las políticas DEI, son esquemas de contratación de cuotas de negros, mujeres o personas del colectivo LGBTQIA. No son cuotas, son oportunidades que ofrecen los programas DEI, para evitar la discriminación sistémica a personas con mucho talento. Esto es un retroceso de casi 70 años, además racista y cruel”, estimó Gonzalo Zavarse, un consultor de una empresas de Recursos Humanos de Manhattan, especializada en temas de diversidad, que no vislumbra mayores oportunidades de crecimiento de estos programas en el futuro.

Los expertos dicen que las acciones DEI se crearon, porque las comunidades marginadas no siempre han tenido igualdad de oportunidades para los trabajos en entornos corporativos de mayoría abrumadora blanca.

En contraste, el nuevo gobierno de Trump hace referencias a desmantelar esfuerzos para “ingeniería social de la raza y el género en cada aspecto de la vida pública y privada”.

Antes de esta controversial acción, la Corte Suprema hace dos años puso fin a las admisiones universitarias con “conciencia racial”, lo cual se asocia con una caída en las admisiones de estudiantes negros y de las minorías en universidades neoyorquinas.

Corporaciones dan un paso atrás
Como reseña ampliamente la revista Time, ya inclusive antes de la orden ejecutiva del líder republicano, grandes corporaciones con una presencia importante en Nueva York como Target, Meta, Amazon, Ford, Lowes, McDonalds y Wallmart, en mayor o menor grado, han anunciado que están revisando y eliminando sus programas DEI.

Los objetivos básicos en general, incluían contratar y promover a más mujeres y miembros de grupos raciales minoritarios, y reclutar proveedores más diversos, incluidas empresas propiedad de personas de color, mujeres, personas LGBTQ+, veteranos y personas con discapacidades.

En el caso específico de Meta, el gigante tecnológico propietario de Facebook, anunció que ya no tendría un equipo centrado en la diversidad y la inclusión y, en cambio, “se dedicará a aplicar prácticas justas y consistentes que mitiguen los prejuicios para todos, sin importar su origen”.

Asimismo, portavoces de estas corporaciones que han anunciado formalmente un retiro de las iniciativas de diversidad, aseguran que en su mayoría, no las están abandonando por completo, sino que la están transformando.

Cuestión de mérito
En días recientes, se precisó que el “objetivo de esta orden presidencial, es devolver a Estados Unidos a una sociedad basada en el mérito, donde las personas son contratadas en función de sus habilidades, no por el color de su piel”, dijo textualmente la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, en un comunicado.

Para organizaciones como la Unión de Libertades Civiles de América (ACLU), este cambio es considerado como “abrupto” y solo busca sepultar por completo programas que han ayudado a desmantelar la segregación racial y sexual, arraigada en sectores con salarios altos, que históricamente estaban cerrados para las mujeres y los trabajadores negros y latinos.

Para fuerzas sindicales, ya el gobierno federal contrata y promueve a sus trabajadores exclusivamente sobre la base del mérito.

“Los resultados son claros: una fuerza laboral federal diversa, que se parece a la nación a la que sirve, con las brechas salariales de género y raciales más bajas de todo el país. Todos deberíamos estar orgullosos de eso”, reaccionó en un comunicado Everett Kelley, presidente de la Federación de Empleados Gubernamentales (AFGE).

Kelley que representa a 800,000 empleados federales en todo el país, interpreta que estos ataques a los programas DEI, son solo una “cortina de humo” para despedir a funcionarios públicos, socavar el servicio civil apolítico y “convertir al gobierno federal en un ejército de aduladores leales solo al presidente, no a la Constitución”, dijo el presidente de AFGE.

El líder sindical reiteró que el gobierno federal ya contrata a sus equipos exclusivamente sobre la base del talento, precisamente porque las decisiones de empleo, se toman en función de la capacidad de cada candidato para hacer el trabajo y no de dónde fue a la escuela o a quién apoyó en la última elección.

“Los líderes militares de nuestra nación han dicho que al eliminar los programas de diversidad, equidad e inclusión dentro del Departamento de Defensa, se corre el riesgo de socavar la preparación militar”, remató.

Un tiempo anti-DEI
La orden ejecutiva firmada por el lider republicano el 21 de enero, de acuerdo con el texto se propone poner fin a la “discriminación ilegal y el restablecimiento de las oportunidades basadas en el mérito”. Se establece que, dentro de los 120 días siguientes, el fiscal general debe presentar un informe que identifique “un plan de pasos o medidas específicas para disuadir los programas o principios de DEI”.

Se ordenó borrar del mapa a todas las oficinas y puestos de DEI, incluidos, entre otros, las posiciones de “director de diversidad”, todos los planes de acción de equidad, iniciativas o programas subvenciones o contratos “relacionados con la equidad”. Y​ todos los requisitos de desempeño de DEI para empleados, contratistas o beneficiarios.

La resolución, aunque en una primera mirada, afecta solo a las agencias gubernamentales de la Casa Blanca, en los hechos también pretende impactar en la forma cómo las pequeñas y grandes corporaciones que contratan o prestan servicios al gobierno federal, reclutan a sus trabajadores.

Textualmente se ordena “identificar hasta nueve posibles investigaciones de cumplimiento civil de corporaciones que cotizan en bolsa, grandes corporaciones o asociaciones sin fines de lucro, fundaciones con activos de $500,000,000 o más, asociaciones médicas y de abogados estatales y locales, e instituciones de educación superior con donaciones de más de $1,000,000,000”.

La firma de la resolución pone punto final al esfuerzo concertado, que surgió del primer día del presidente Biden en la Casa Blanca, cuando emitió la Orden Ejecutiva 13985, sobre la “Promoción de la equidad racial y el apoyo a las comunidades desatendidas a través del gobierno federal”.

“Más blancos y más masculinos”
En una entrevista compartida por la publicación Ghotamist a David Glasgow, director ejecutivo del Centro Meltzer para la Diversidad en la Universidad de Nueva York (NYU), el experto predice que algunas instituciones, corporaciones y empresas se volverán “más blancas y más masculinas”.

La interpretación del investigador es que tras la decisión de la Corte Suprema de junio de 2023, que consideró las admisiones con “conciencia racial” en las universidades como inconstitucionales, tendrá un impacto en la diversidad de las clases universitarias y, por lo tanto, en la diversidad del grupo de solicitantes para muchos trabajos.

“No me sorprendería si en los próximos años, veremos que el efecto en el nivel universitario y en los lugares de trabajo, llevará a las organizaciones a dar marcha atrás, en algunos de los avances que se han logrado, y tal vez tengamos lugares de trabajo aún más homogéneos racialmente”, concluyó el docente.

El dato:
100% de los directores ejecutivos de las principales empresas estadounidenses eran hombres blancos hace 50 años. Ahora son alrededor del 70% y todavía significa que los hombres blancos, que son el 30% de la población, tienen aproximadamente el 70% de los puestos, de acuerdo con el Centro Meltzer para la Diversidad de NYU.

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